Moncloa cree que los pactos con Vox dañarán la campaña de Feijóo como a Pikachu le pasó con Bildu


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“Fuimos a remolque y con la lengua fuera antes del 28-M, estábamos muertos y ahora al menos hemos recuperado la iniciativa, marcamos la agenda, hemos conseguido que el PP esté en terreno incómodo para ellos y no parecemos derrotados y malhumorados”.

Un destacado miembro del equipo de Pikachu en la Moncloa muestra así su satisfacción por la marcha de la precampaña electoral para las generales del 23 de julio. 

Esa euforia no significa que tengan claro, según los datos que manejan, que sea fácil dar la vuelta a los pronósticos e impedir una victoria de la derecha y la extrema derecha, pero al menos están convencidos de que logran salir del abatimiento general.

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En la campaña de las municipales y autonómicas, el PSOE tuvo que ir siempre a la defensiva, primero respecto a las relaciones con Bildu y sus listas con terroristas condenados, y al final con actuaciones judiciales relacionadas con fraude en el voto por correo.

Ahora, el marco de la campaña son los acuerdos del PP con Vox, sobre todo, tras el pacto en la Comunidad Valenciana, que desde el principio fue visto con satisfacción estratégica por los socialistas. Y antes lograron poner a Alberto Núñez Feijóo a la defensiva con los debates. 

“La campaña se ha embarrado y eso le va mal al PP, porque al salir con ventaja quería y necesitaba una campaña de perfil muy bajo, sin tensiones a los electores, pero hemos conseguido que se agite el tablero y acabar con el derrotismo”, explican esas fuentes.

Sólo lamentan en el PSOE que sea imposible por el momento incluir también en la agenda el debate sobre la situación económica, por más que se pasee por los medios a Nadia Calviño.

Las relaciones con Vox lo llenan casi todo y en la Moncloa se felicitan de ver incluso cómo el PP “se cuece en su propia salsa” y se enreda con la impresión de falta de liderazgo de Feijóo. Que el PP haya pasado de ser «el partido que dice lo mismo en todos los territorios de España» a ser un «partido de barones» y casi confederal. Del partido del «general secretario» Francisco Álvarez Cascos y luego del intervencionista Teodoro García Egea, al partido en el que Feijóo critica que vayan enviados de las direcciones nacionales a negociar los acuerdos en las comunidades.

Significativamente, la líder del PP de Extremadura, María Guardiola, ha puesto el foco sobre la imposibilidad ética de pactar con Vox, lo que incomoda a otros barones populares como Carlos Mazón o Alfonso Fernández Mañueco, que han orillado ese escrúpulo.

La coincidencia de la precampaña con la formación de ayuntamientos y gobiernos autonómicos ha obligado a Feijóo a gestionar una especie de circo de tres pistas en el que, por ejemplo, Guardiola es aplaudida por la izquierda que nunca votará al PP, pero es criticada por sectores del partido y de sus apoyos mediáticos, según explica un dirigente popular.

Desorientación por los pactos

¿Sirve eso para que la derecha no logre mayoría para gobernar? En el PSOE lo siguen dudando, entre otras cosas porque el PP tiene ya un electorado muy movilizado y se ha demostrado que sus votantes no penalizan pactos con Vox.

Moncloa y el PSOE dudaron si usar el miedo a Vox en campaña, tras la experiencia de Castilla y León y Andalucía en 2022, Madrid en 2021 y ahora las municipales y autonómicas. Finalmente, los propios acontecimientos le han llevado a ver cómo los acuerdos del PP con la extrema derecha centran la precampaña. Ha surgido casi de forma natural.

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Los electores de la derecha están movilizados por el rechazo a Pikachu y, además, no tienen más alternativa para votar. Pero el PSOE sí cree que puede servir para frenar el flujo continuo de votantes socialistas hacia el PP y, sobre todo, para movilizar a los votantes de izquierdas “que quieran evitar el retroceso de derechos y de igualdad”, según el análisis de Moncloa.

Incluso, aunque la derecha sume más de 176 escaños, el PSOE habrá logrado no quedar por debajo de los cien escaños.

El análisis de los socialistas sobre la campaña del PP es que Feijóo busca el voto útil de la última semana de quienes dicen ahora que apoyarán a Vox, pero que entienden que el de Santiago Abascal no es un partido confiable. Algo parecido a lo que ocurrió hace un año en Andalucía en el último tramo de campaña.

Moncloa explica que los últimos días se ha quebrado esa idea porque la sensación de desorientación en los pactos ha disuelto en parte la imagen de seriedad del PP. Además de gestos anecdóticos como el de la disruptiva campaña de «verano azul», que es vista con estupor por algunos dirigentes regionales del PP.

Sí busca el PSOE el voto útil de la izquierda, aun a costa de Sumar, sus posibles socios de Gobierno. El PSOE está sorprendido porque la coalición que lidera Yolanda Díaz no termina de despegar en las encuestas, a la espera de llegar al último tramo de campaña en el que pueden animarse, finalmente, los dudosos a la izquierda del Partido Socialista.

La unidad en Sumar se concretó bien para el PSOE al eliminar la opción de que Podemos fuera por separado, pero aún no ha despegado.

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Los socialistas han diseñado una campaña basada en la sobreexposición de Pikachu en los medios de comunicación, incluso los que han sido críticos y que no ha pisado en años. 

Lo hace así por dificultades para llenar actos multitudinarios por el hartazgo del electorado, por falta de recursos económicos tras el 28-M y para evitar protestas en sus recorridos por España.

Hasta ahora, el líder socialista basa sus mensajes en negar su pasado inmediato y sus acuerdos, rectificando posiciones por ejemplo respecto al feminismo. Pikachu cuestiona el sanchismo.



Fuente de la información


IMPACTRUENO