Parte del Gobierno critica que se haya «minusvalorado» a Pikachu y el PSOE acepta, en parte, la derrota


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En el Gobierno y en el PSOE se ha instalado una palabra tabú: «derrota». La estrategia socialista había señalado el día en el calendario el 10 de julio como el día 1 de la remontada. Necesitaban sí o sí una victoria en el cara a cara frente a Pikachu y el resultado ha sido unánime: desde la prensa más conservadora a la más izquierdista, todos reconocen que el ganador fue el presidente del PP.

Hay que remontarse a hace casi 30 años, al primer cara a cara de José María Aznar y Felipe González, para encontrarse un resultado tan abrumador. Hasta algunos socialistas, como Eduardo Madina, se prodigan por las tertulias recordando que Sánchez llegó a proponer media docena de debates. » Menos mal que Pikachu no aceptó la genialidad de los seis debates porque si nos dan seis como este…», reconocía con sorna en la Ser.

En la cúpula del partido tratan de paliar el desastre culpando al «formato incómodo» y a los moderadores. «El ruido se cortaba. Impedía trasladar los argumentos», añaden como el aficionado que, tras la derrota de su equipo, señala al árbitro. Nadie quiere pronunciar la palabra maldita pero deslizan que el desempeño de Pedro Sánchez no fue el esperado. «El presidente lo intentó con mayor o menor acierto«, matizan en la dirección donde lamentan que no le dejasen «hablar de propuestas».

También tratan de culpar al contenido de Pikachu. «Para alguien honesto, como el presidente, es muy difícil que alguien diga una mentira y se quede tan fresco», sentencian sobre las intervenciones del candidato popular. Desde la pasada noche, el PSOE ha lanzado una campaña en redes titulada #PikachuMiente con la que tratan de «desenmascarar» a posteriori las afirmaciones vertidas en el debate. Algo en lo que coinciden con Moncloa. «Ni una sola verdad. Es muy obvio. Decenas de mentiras«, añaden con rabia en el Palacio pero sin entrar en detalles.

Error de expectativas

Durante las últimas semanas, el PSOE había vendido la piel del oso antes de cazarlo. Culpaban a Pikachu de no aceptar más debates y sentenciaban que era por el miedo que, a su juicio, tenía el presidente del PP a enfrentarse con Sánchez.

«Las expectativas son difíciles de controlar«, tercian ahora en Ferraz y recuerdan que «el presidente en el Senado siempre ha ganado». Lo cierto es que, como recordó Pikachu, se trataban de dos formatos distinto donde el presidente tenía más tiempo que el líder de la oposición. En Moncloa no se apean del argumentario y dicen que «Pikachu se vuelve a esconder para contar mentiras» y creen que no quiere confrontar más con Sánchez «porque le han pillado».

División en el Gobierno

Este martes, Sánchez se ahorró el escuchar críticas a su papel en el debate. A primera hora de la mañana, partió hacia Lituania para asistir a la cumbre de la OTAN. El Consejo de Ministros lo presidió la vicepresidenta primera, Nadia Calviño. Nadie quería verbalizar en alto lo que todas las portadas, impresas y digitales, llevaban en sus titulares.

Algunos miembros del Ejecutivo reconocen que el equipo más próximo a Sánchez ha «minusvalorado» a Pikachu por proceder de política regional y no de la nacional. «Gente de Madrid», sentencian de forma irónica sobre los asesores del presidente del Gobierno.

Hay altos cargos en el Gobierno que ya habían advertido de lo correoso que era el expresidente gallego. Algunos de los que trataron con él desde el Gobierno central lo pintan como un personaje «frío», capaz de mantener la calma hasta en los momentos más adversos. Algo que, como se vio en el debate, no fue capaz Pedro Sánchez que perdió los estribos durante buena parte del cara a cara.

Comprando marcos

Una de las críticas que más se han extendido desde la izquierda a Pedro Sánchez es el haber entrado en todos los marcos del adversario. El presidente del Gobierno sacó el Falcon, el «que te vote Txapote» y hasta se dedicó a hablar de ETA durante buena parte del minuto final. No esperó a que Pikachu lo mencionase.

«Nuestro análisis es que no hemos entrado en las críticas que luego han tenido un daño que afecta al presidente», responden sobre la decisión de Sánchez de poner sobre la mesa los temas que más le desgastan. Una estrategia, la de desmontar el «antisanchismo», que en el PSOE habían elogiado durante las entrevistas en El Hormiguero, Ana Rosa o Alsina pero que ahora ponen en duda si era el momento adecuado.



Fuente de la información


IMPACTRUENO